viernes, 14 de marzo de 2014

Butcher´s Crossing. John Williams.


El silencio quedó bruscamente interrumpido por el súbito crujido del cuero trenzado cuando Charley Hoge soltó un latigazo por encima de los bueyes al tiempo que, con voz estridente y explosiva gritaba: "¡Arre!".
Los bueyes se tensaron contra el peso del carro, arañando y pisoteando la tierra con un ruido sordo, hasta que las ruedas gimieron en sus ejes de nogal. Se produjo un momentáneo barullo sonoro: madera tensada contra su grano; cuero crudo y cuero curtido chasqueando al unísono y produciendo un chirrido penetrante; y tintineo de metal contra metal; luego el sonido derivó en un murmullo a medida que las ruedas giraban y el carro empezaba a moverse con lentitud detrás de la yunta de bueyes.
...

- ¡Jóvenes! - dijo McDonalds con desdén -. Siempre pensáis que hay algo por descubrir.
- Si, señor - dijo Andrews.
- Pues no hay nada, ¿entiendes? Naces, mamas mentiras, te crías en casa con mentiras, aprendes otro tipo de mentiras en la escuela. Toda una vida llena de mentiras, y luego, cuando ya vas a morir, tal vez te das cuenta de que no hay nada, nada salvo tú mismo y lo que podrías haber hecho. Pero, claro, no lo hiciste porque esas mentiras decían que había algo más. Y entonces te das cuenta de que podías haber tenido el mundo entero, siendo el único que conoce el secreto... Pero ya es demasiado tarde. Te has vuelto viejo y ya no hay marcha atrás.